El 32% de peruanos afirma que en el último año negocios que solían frecuentar –como bodegas, peluquerías o restaurantes– han cerrado o limitado sus actividades a causa de la delincuencia, según revela el Tercer Reporte del Observatorio del Crimen y la Violencia de Credicorp, BCP y Capital Humano y Social.
Incluso, en Lima, las personas que en los últimos 12 meses han presenciado el cierre de negocios a causa de la inseguridad asciende al 50%, muy por encima del promedio nacional.
“El cierre de negocios de barrio es una señal concreta de cómo la inseguridad golpea la vida cotidiana. Esto no es solo un problema policial, sino un fenómeno que deteriora el entorno económico, social y emocional de millones de personas”, indicó Ricardo Valdés, exviceministro del Interior y coautor del estudio.
El informe también muestra que el 36% de los peruanos asegura vivir en zonas que han sido declaradas en emergencia por inseguridad. Y Lima nuevamente concentra la mayor proporción (60%), mientras que en las demás regiones del país la cifra es del 24%.
La evaluación ciudadana respecto a las declaraciones de emergencia es mayoritariamente crítica, ya que apenas el 9% considera que han sido efectivas, y más de la mitad las califica como malas o muy malas.
Asimismo, hay una alerta del crecimiento sostenido de la extorsión, un delito cuyas denuncias se han triplicado desde el 2018, pero que el número de personas encarceladas por este crimen no ha crecido en la misma proporción.
En esa línea, Carlos Basombrío, exministro del Interior y autor del reporte, resaltó que no hay avances reales en la lucha contra la extorsión, y las cifras de detenidos lo evidencian. “Así, es imposible revertir una tendencia tan extendida”, enfatizó.
Por otro lado, el reporte también denota el impacto emocional profundo, debido a que el 75% de los peruanos reporta haber sufrido ansiedad o estrés como consecuencia directa de la inseguridad. Esta cifra sube al 89% en Lima, pero el problema es nacional y afecta tanto a zonas urbanas como rurales.
Finalmente, hay una creciente amenaza del fraude digital. El 70% de peruanos se siente poco o nada seguro para identificar un intento de phishing. Los mensajes sospechosos llegan principalmente por SMS (27%) y WhatsApp (26%), y muchos usuarios no saben cómo reportarlos ni a qué autoridad acudir.