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Economía

El 70% de hogares peruanos labora en condiciones de informalidad

A pesar de que los últimos datos de la economía muestran ligeras mejoras, la calidad del empleo en el Perú no evoluciona de forma sustancial. Esta precarización y la reducción de la posibilidad de encontrar un trabajo hace que muchos peruanos sean presa fácil de las economías delictivas.

Durante la pandemia la informalidad global al 75%. Con la reactivación económica bajó a su nivel habitual del 70%. Crédito. Andina.

A pesar de que los últimos datos de la economía muestran mejoras en el desempeño del Producto Bruto Interno (PBI), así como en el empleo; existe una realidad ineludible: poco o nada se ha mejorado en la calidad del empleo en el Perú.

Los resultados de la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN) del periodo Abril 2024-Marzo 2025 muestran que en el país, el 70,7% tenían empleo informal, es decir, con relación laboral que no está sujeta a la legislación nacional, sin cobertura de protección social, y carentes de prestaciones relacionadas con el empleo. Mientras que el 29,3% de la población ocupada tenía empleo formal.

El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) precisa que el empleo informal está referido al total de empleos que cumplen las siguientes características, según la categoría ocupacional del trabajador: independientes cuya unidad productiva pertenece al sector informal; los asalariados sin seguridad social financiada por su empleador y los trabajadores familiares no remunerados, independientemente de la naturaleza formal e informal de la unidad productiva donde labora.

Justamente, por las características antes descritas es que, en opinión de Fernando Cuadros Luque, exviceministro de Promoción del Empleo, dos terceras partes de esa informalidad global es informalidad tributaria. Esto quiere decir que son trabajadores independientes, autónomos que laboran por cuenta propia o usan mano de obra familiar, que no declaran rentas ni pagan impuestos.

Aquí se identifica principalmente a personas que se dedican al comercio, ambulantes, pequeñas bodegas, pequeños productores agrarios, es decir trabajadores que laboran en condiciones precarias, con bajos ingresos y que trabajan 12 o 14 horas al día.

En tanto, existe un grupo, que abarca a un tercio del 70% de informalidad global, que sí es informal laboralmente hablando porque no está declarado en planilla por sus empleadores, a pesar de ser trabajadores asalariados (dependientes).

“La informalidad es tanto empleo precario como informalidad laboral. Esa informalidad global llegó al 75% durante la pandemia y con la reactivación de la economía recuperó sus niveles previos, es decir a un 70%”, resumen el economista de la Universidad del Pacífico.

¿En dónde se concentra la informalidad?

Para determinar a quiénes y en dónde afecta más la informalidad podemos comenzar analizando según el área de residencia. De esta manera, la encuesta del INEI revela que el 94,6% de la población ocupada del área rural tenía empleo informal, en tanto en el área urbana el 65,1%, es decir, 29,5 puntos porcentuales menos que en el área rural. Por otro lado, la tasa de empleo formal, fue de 34,9% en el área urbana y de 5,4% en el área rural.

Del mismo modo, el empleo informal afecta más a las mujeres; así del total de mujeres ocupadas, el 73,1% tenían empleo informal y el 26,9% empleo formal. Por su parte, la PEA ocupada masculina, muestra una tasa de empleo informal de 68,8% y el 31,2% empleo formal.

Según grupo de edad, en el trimestre de análisis la tasa más alta de empleo informal se presenta en la población ocupada joven de 14 a 24 años, con 85,3%, seguido del grupo de 45 y más años con 71,0% y los de 25 a 44 años con 66,2%.

Por nivel de educación logrado, la tasa de empleo informal es de 94,1% en la población ocupada con educación primaria o menor nivel, seguido por los que tienen educación secundaria con 81,2%, en tanto, los que lograron educación superior no universitaria el 56,5% tenían empleo informal y entre los que alcanzaron educación superior universitaria el 39,2%.

Según tamaño de empresa y rama de actividad

En el periodo de análisis el 88,7% de la población ocupada en empresas de 1 a 10 trabajadores tenían empleo informal, en empresas de 11 a 50 trabajadores el 45,8% y en las empresas de 51 y más trabajadores el 15,9%; mientras que, el empleo formal destacó en las grandes unidades económicas de 51 y más trabajadores con 84,1%.

Asimismo, los resultados de la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN), revelan que el 91,5% de la población ocupada en el sector primario de la economía (Agricultura, Pesca y Minería) tienen empleo informal, seguido de Construcción con 76,9%, Comercio 71,6%, Manufactura 63,6% y Servicios 59,0%.

Razones y diagnóstico

Luego de conocer las cifras actualizadas de la informalidad en el país queda claro que, en opinión de Cuadros Luque, la economía nacional no genera la cantidad de empleo suficiente para absorber a la mano de obra laboral. Hay que recordar que cada año entre 200 mil a 300 mil jóvenes se incorporan al mercado laboral peruano.

“Este problema estructural en la economía nacional lleva a que de toda la población, la mitad sea autoempleada, y de esos el 90% en condiciones precarias; mientras que la otra mitad empleo asalariado labora en empresas de cualquier tamaño, formal o informal”, advierte el especialista.

El comercio ambulatorio es unas de las principales caras del autoempleo. Crédito: Andina.

En comparación con países OCDE en donde el 90% del empleo es asalariado, en el Perú el 50% es asalariado y el otro 50% es autónomo. “No encuentras empleo asalariado ni siquiera en el ámbito informal”, cuestiona Cuadros Luque.

Un dato no menor, precisa el experto, es que desde el 2019 – a partir de la pandemia- la tasa de inactividad laboral se ha incrementado en 18%, esto quiere decir personas en edad de trabajar que no laboran y tampoco buscan trabajar no porque no quieran, sino porque no lo encuentran ni siquiera en el ámbito informal.

“Ante la precarización del empleo y la reducción de la posibilidad de encontrar un trabajo hacen que estas personas sean presa fácil de las economías delictivas”, apunta el economista.

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